Aunque no existe un consenso sobre la definición de autonomía organizacional, y el concepto necesita ser más específico y cohesivo a nivel conceptual (Arregle et al., 2023), resulta conveniente considerar la definición propuesta por Ismail, Malone y Van Geest (2014) en su tesis de Organizaciones Exponenciales. La autonomía es uno de los elementos clave del modelo ExO, y los autores la definen como equipos autodirigidos y multidisciplinarios que operan con autoridad descentralizada. De acuerdo con esta teoría, gran parte del éxito de los experimentos radica en confiar en equipos pequeños, independientes y multidisciplinarios para construir nuevos conceptos de negocios desde la fase de idea hasta la comercialización. Los beneficios de este modelo incluyen mayor agilidad, mayor responsabilidad con el cliente, tiempos de reacción y aprendizaje más rápidos, y una moral más alta (Ismail et al., 2014).

Esto es consistente con los estudios de Moalagh et al. (2023) sobre metodologías ágiles, que destacan que la implementación de métodos ágiles, comúnmente utilizados en empresas de tecnología y desarrollo de software, a menudo incrementa la autonomía y flexibilidad del equipo mientras aumenta las demandas organizacionales de agilidad y eficiencia.

La autonomía como impulsora de la cultura de experimentación

Por su parte Thomke (2020) asegura que, para generar una cultura de experimentación en la organización de manera exitosa, es esencial crear un entorno donde se cultive la curiosidad de los empleados, donde los datos pesen más que las opiniones, donde cualquier persona (no solo I+D) pueda realizar una prueba, donde todos los experimentos se realicen de forma ética y los gerentes adopten un nuevo modelo de liderazgo. De acuerdo con el autor, el principal obstáculo para que las que las compañías no experimentan no es la ausencia de herramientas o tecnología, sino la cultura, es decir, los comportamientos, creencias y valores compartidos; aquí es donde la autonomía se vuelve altamente relevante en la implementación y ejecución de experimentos.

El éxito de los experimentos

Uno de los ejemplos más claros y efectivos de cómo se vinculan la autonomía y la experimentación fue expuesto por Thomke (2020), quien describió las estrategias implementadas por el gigante digital Booking.com, que tras correr unos veinticinco mil experimentos por año pasó de ser una pequeña startup a la plataforma de viajes más grande del mundo.

El experimento que cambió todo para esta compañía consistió básicamente en probar una nueva versión de la Home Page, en donde en lugar de ofrecer múltiples opciones para hoteles, vacaciones y descuentos de viaje (como lo hacían siempre), esta nueva página solo mostraría una pequeña ventana preguntando al usuario por su destino, fecha de viaje y número de personas, con solo tres simples opciones a elegir: hoteles, vuelos y renta de autos. Y este experimento solamente fue posible porque de no haberse realizado, hubiera violado uno de los principios fundamentales de Booking.com, y esto es que, cualquiera en la organización puede probar lo que sea sin permiso de la dirección.

Esta capacidad de experimentar de manera continua, sin la necesidad de aprobación constante por parte de dirección y alta gerencia, es un claro ejemplo de cómo la autonomía no solo permite la innovación, sino que también facilita la toma de decisiones rápidas basadas en datos reales. En última instancia, promover una cultura organizacional que valore la autonomía y la experimentación resulta esencial para aquellas empresas que buscan mantenerse competitivas y relevantes en un entorno dinámico y en constante cambio.